
Llevaba mucho tiempo sin escribir nada aquí, a pesar de que las ganas de aporrear el teclado para escupir muchas de las cosas que siento son algo que me consume por dentro. Y posiblemente hubiera seguido mucho tiempo sin escribir, a pesar de esa inmensa necesidad, si no fuera porque de lo que quiero hablar superaba esa incapacidad que tengo de escribir últimamente, por mucho que me queme.
El miércoles 10 de diciembre de 2025 se nos fue Robe de Extremoduro. Las redes se han inundado de despedidas, de odas a su obra y persona, de un fenómeno fan que dudo mucho que se vuelva a repetir en mucho tiempo. Y yo mientras tanto, simplemente, he estado, y estoy, triste.
Quienes me conocen (sobre todo los que me conocen de verdad) saben que para mi Extremoduro, y Robe (aunque algo menos en solitario) han sido, junto con, obviamente, muchos otros grupos, parte de la rica (musicalmente hablando) banda sonora de mi vida. No he sido un fan que sepa los nombres de todos sus discos, su historia al dedillo, o incluso todas sus letras al detalle. He patinado (y patino) cantando muchas de las canciones que adoro, y no por ello me siento menos fan. Soy simplemente uno más de las miles de personas a las que Robe ha hecho vibrar con su música. Pero aun siendo uno más no he podido dejar de sentir una profunda tristeza con su muerte. Es extraño sentirse triste por la muerte de una persona que no conoces. Pero es que aunque yo no conociera a Robe, su música me ha calado tan adentro que no concibo que en el fondo no sea ya una parte de mí, y quizás de ahí esa extraña tristeza. Podría estar horas narrando los momentos en los que su música ha sido un bálsamo o incluso un salvavidas para mí. Tantas veces que escucharle me hacía sentir que su letra estaba destinada a mí, a ese momento vital. Le llevo dentro: en el corazón por todo lo que he sentido escuchándole y en la piel con algunos tatuajes inspirados en sus letras. Le llevaré siempre dentro, porque, como muchos otros, consiguió con su música convertirse en una parte de mí. O que yo me convirtiera en una parte de sus letras, de lo que quería expresar y decir.
Quiero cerrar este post con una de sus canciones. Escoger una es una tarea casi imposible. Pero siempre que a mí me hablan de Extremoduro, hay una canción que es la primera que se me viene a la cabeza. Así que os dejo con ella.
Que la tierra te sea leve, Robe.