Aprieta

 

Apretar. Esto va de apretar. De dormir y apretar. De comer y apretar. De hablar y apretar. De mirar y apretar. De pensar y apretar. De poner la lavadora y apretar. De poner el lavavajillas y apretar. De tender la ropa y apretar. De hacer la cama y apretar. De recoger la ropa y apretar. De vestirte y apretar. De limpiar y apretar. De trabajar y apretar. Pero sobre todo de discutir y apretar. De disgustarte y apretar. De no importar, y apretar.

De apretar, apretar, y apretar.

Aprietas queriendo y sin querer. Aprietas sin dar cuartel. Y aprietas, y aprietas. Y aprietas un poco más.

Y así vas desgastándote. Física y psicológicamente. ¿O es al revés: te desgatas física y psicológicamente y aprietas? Correlación y causalidad. Ya los premios Nóbel de economía de este año investigaban sobre ello.

Aunque aquí está claro. El apretar es el efecto, no la causa. Piensas: aprietas. Te estresas: aprietas. Te hundes: aprietas. Te agobias: aprietas. Piensas: aprietas. Piensas: aprietas. Piensas: aprietas. Te da un ataque de ansiedad: aprietas. Aprietas. Aprietas. Aprietas.

Aprietas, porque te aprietan. Aprietas, porque te aprietas. Aprietas.

¿He dicho ya que aprietas?

Y te cansas de apretar. Y te cansas de porque estás apretando. Te cansas de todo lo que te hace apretar. Te cansas de todo. Te cansas de que, a aparentemente nadie, le importe que aprietes. Te cansas de tu día a día que te hace apretar. 

Un día dejaré de apretar.