La velocidad de la química

En una de mis múltiples divagaciones, o pajas mentales, he llegado a pensar en, nuevamente y como no uno de mis temas predilectos, lo que tiene que ver con la química, sin tener yo ni puta idea de ella.

De la química propia y de la ajena. De la que el cuerpo de una persona se encarga de producir, reaccionar, … lo que sea, y de la que nosotros le suministramos: alcohol, fármacos, drogas.

Pienso en ambas como químicas diferentes: la propia, una química lenta, con efecto de larga duración. Esas combinaciones de sustancias, no se bien si químicas, pero que producimos y que nos hace o nos permite cambiar nuestro estado emocional. Esos elementos que cuando por nuestra vida no están completamente regulados recurrimos a un médico, que nos deriva a un psicólogo o psiquiatra, que en función de como nos vea propone volver al estado «normal» con terapia o con elementos artificiales. Químicos, que debemos tomar de forma continua (y no dejar de forma brusca) para poder volver a un estado de, al menos, si no felicidad, «no decadencia».

Y es pensando en esto cuando entonces, a mi, un auténtico ignorante de las cuestiones químicas y biológicas más básicas, por mera observación, se me ocurre distinguir entre dos tipos de químicas: la lenta, esa producida por nosotros mismos, la natural, que nos permite cambiar nuestro estado (para bien o para mal) y postergarlo en el tiempo de una manera, si no indefinida, al menos, generalmente, lo suficientemente larga.

Y pienso también en lo contrario: la química rápida. La que nos producen los fármacos: para el dolor, para la fiebre, para la depresión (efecto largo por tomas continuadas, no podemos regular por nosotros mismos.. o debemos al menos esperar a que el cuerpo vuelva a hacerlo), el alcohol y su efecto, las diferentes drogas (cocaina, marihuana, éxtasis, ketamina, …) que nos hacen ver otro mundo completamente diferente y nos cambian la perspectiva, pero de nuevo, con un periodo de tiempo corto.

Esta reflexión no tiene más. Es una más. Una de esas que a nadie le importa. Pero sinceramente, me la pela.

Química y su velocidad. Simplemente. (O … no tanto).