Escribo. Borro. Escribo. Borro. Pienso en la realidad de las personas. Pienso en mis seres queridos. En ellos. En como son. En como soy yo. En porque, aparentemente hay tantas diferencias. En porque mi percepción es tan distinta a la suya. En porque la suya es tan distinta a la mía. En porque no me entienden. En porque no les entiendo.
Pienso en la libertad que uno siente a veces. En como de efímera es. En como la felicidad, que no es más que un coctel lo suficientemente regulado de hormonas es tan volatil.
Pienso en tí. Pienso en mi. Pienso en la sociedad. Pienso en porque somos tan diferentes. En porque somos tan iguales. Pienso en la perfección que todos ansiamos en nuestro fuero interior, aunque a veces decidamos renunciar a ella. Pienso en que pasaría si fueramos tan iguales como yo querría. O como tu querrías. En si sería mejor. En si sería peor.
Pienso en lo que me dices. Pienso en cuando tienes razón, aunque me joda. Pienso en cuando yo, creo tener razón, aunque te joda.
Pienso en tantas cosas que pienso en «pensar» como un trabajo a tiempo completo.
Pienso en lo que la vida me ha hecho. O lo que le he hecho yo a ella. Pienso en lo que quiero ser estando sobrio. Pienso en lo que quiero ser estando borracho. Pienso en lo que soy, en ambos estados. En las diferencias. Pienso en como me ves estando sobrio. Y en como me ves estando borracho. Pienso en porque piensas que uno es mejor que otro. Pienso en que me gustaría que pudieras estar en mi cabeza sobrio. Y borracho. Y comparar. Y ver la inmensidad y magnitud de ambos. Pienso en la hipocresía de enfrentar uno al otro. Pienso en las implicaciones de uno y otro.
Pienso en como soy sobrio y bebido. Pienso en cual me gusta más. Pienso en las ventajas y desventajas de ambos. Pienso en como me siento siendo uno o el otro. Pienso en como la vida: mis familiares, amigos, etc me hacen ver a ambos. Pienso como la sociedad trata a ambos.
Pienso. Pienso demasiado. Pienso tanto, que a veces me duele. Me hace sentirme mal. Me hace reconcomerme. Me hace casi llorar. No, no lloro, no porque lo considere de mariquitas, si no porque no llego a tanto. Pero me duele pensar tanto. En mi. En ti. En nosotros. En mi vida. En nuestra vida. En mi familia. En aquellos a los que quiero. En aquellos a quienes aprecio. En aquellos con quienes empatizo.
Estoy cada vez más convencido de que las «convenciones sociales», y en parte las leyes, son lo peor que el ser humano ha podido crear. Uno crea una convención, ley, o regla, y trata de que todos la sigan o apliquen. ¿Con que objetivo? ¿Dogmatizar?. Es altamente complejo, porque entiendo y comparto gran cantidad de leyes, sin embargo estoy abiertamente en contra de otras. ¿Donde me posiciona eso? Pensar, reflexionar, valorar, juzgar … son ejercicios peligrosos. Si uno no piensa, no reflexiona, no cuestiona, sigue lo marcado por la sociedad y las leyes de la misma acaba siendo otra puta oveja. Pero lo peor es que no pasa nada. Tenemos una sociedad tan «grande» en la que las ovejas son necesarias, para producir lana. Para nada más. Ya habrá «otros» que ocupen el puesto del perro. O del pastor.
Pero yo me resigno a ser una oveja, aunque tenga que lidiar con las leyes marcadas por el pastor, o por quien controla al pastor. Soy un anarquista conformista. ¿Que puedes hacer con lo que no te gusta? ¿Votar? La democracia ha quedado hace ya muchos años claramente representada como una puta mierda sin sentido, donde votas a partidos que teóricamente persiguen tus ideales, y que una vez allí, venderían a su puta abuela por conseguir algo que tranquilamente podrían haber negado en su proyecto electoral. No sirven. No tenemos una democracia real. Y cuanto antes nos demos cuenta, mejor.
No puedo parar de pensar que nada sirve de nada. Naces, vives y te mueres. E intentar cambiar y mejorar las cosas solo puede redundar en conseguirlo o en no conseguirlo. Y determinadas cosas implicarán que realmente consigas enemigos y que te amarguen esa única puta vida que tienes. Entonces, ¿que hacer?. ¿Pelear como valiente? ¿Morir como cobarde? ¿Vivir como oveja?
Me averguenzo de mi especie y de mi sociedad. No merecemos lo que tenemos.
Y me canso de pensar. Porque pienso. Y pienso.
Pienso.
Pienso que no debería pensar. Pero es inevitable. Y así, una lucha constante.