Hasta siempre, amigo

Guaje, Astur. Esos siempre serán mis apodos que estarán vinculados a ti y solo a ti.

Desde que aterricé en 2008 en Madrid tu casa fue mi casa. Y aunque el tiempo y la vida nos hubieran alejado últimamente, para mi siempre has sido, eres, y serás una de las personas más importantes de mi vida. La persona que me acogió en su bar, y en su casa, siempre que hizo falta. La persona, junto a Ana y alguno más en Leganés, que me hizo mi vida en Madrid mejor y diferente. La persona junto a la que tantísimas cosas he vivido. 

Cuando he recibido la llamada y me han dicho que te habías ido, simplemente, no me lo creía. Como estaba durmiendo he querido creer que era un mal sueño. Pero las horas han pasado y la pesadilla lamentablemente sigue aquí.

Bien sabes que creyente nunca he sido. Pero hoy más que nunca me quiero aferrar a la idea de que después de aquí, habrás ido a un lugar mejor donde algún día volveremos a darnos un fuerte abrazo y a tomarnos unas buenas jarras de cerveza.

Sit tibi terra levis.