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Si, me quejo. Lo siento, pero me veo en la necesidad de hacerlo. En una necesidad que alguno podría considerar cómoda y afortunada, pero me tengo que quejar.

Me quejo de llevar dos meses justos de curso y ya estar apunto de no poder más; pero tranquilo todo el mundo; solo es este momento … necesario, una vía de escape … una de mis vías de escape. Me quejo de ver mi agenda repleta de eventos de trabajo y no poder a veces reprimir una sensación de agobio e incluso algo cercano al pánico. Me quejo de llegar a casa y tener una especie de imperiosa necesidad u obligación de estar pendiente del correo y del Mattermost. Me quejo de no tener tiempo durante el día para ir al gimnasio y verme en la obligación de levantarme a las 7:30 de la mañana para poder ir sin que implique que me de un jamacuco mental y físico si fuera a la hora que salgo de trabajar. Me quejo de que mi jornada de trabajo no sea de 7,5h como se supone que es, si no que sea de una media de 10 (físicamente estando allí) pero que realmente alcance las cerca de 16 (quitando unas hipóteticas 8h para dormir) por estar fuera de la oficina pero con la cabeza allí. Me quejo porque me quejaba de lo difícil que era llegar donde estoy, y ahora que estoy, me quejo. Me quejo porque me ha encantado este trabajo sin saberlo, desde el primer momento que lo desempeñé. Me quejo porque tras el bachiller quería hacer un módulo de informática y no la carrera, y acabé haciendo la carrera y mucho más, llegando a estar ni por asomo hace 10 años pensé que estaría. Me quejo porque yo he tenido una oportunidad y una suerte que muchos que se la merecen no la tienen. Me quejo porque precisamente la universidad en su inmensa mayoría está podrida. Me quejo porque precisamente mis compañeros del día a día son justo lo contrario a lo que es la universidad en su mayoría, esa manzana podrida. Me quejo porque todos estamos tan hasta arriba que a veces no sé como no sufrimos una crisis nerviosa simplemente de no saber como manejar una «pending list» que empieza a marear. Me quejo porque me da rabia ver que los que vienen van a tener que enfrentarse a una competitividad que empieza a rozar límites kafkianos. Me quejo porque a pesar de que uno trabaje con ganas y ahinco solo unos pocos son capaces de entender y saber que trabaja duro. Me quejo porque a la gente le gusta más hablar que ver los hechos. Me quejo porque la universidad es el silo perfecto para almacenar egos. Me quejo porque también es el silo perfecto para almacenar clasismos. Me quejo porque he tenido que aguantar palabras como «y a ti te dejan estar aquí con esas pintas» refiriendose a mis tatuajes. Me quejo porque por juventud o aspecto mucha gente no me tiene en cuenta porque asume que mi rol es otro. Me quejo porque he aprendido que en la universidad hay tres perfiles: los brillantes, los jetas y los que trabajan duro de verdad y solo los jetas parecen prosperar. Me quejo porque mi trabajo del día a día traspasa los límites de lo racional. Me quejo porque tengo que saber de temas económicos para justificar algo cuando no es mi tarea. Me quejo por la burocracia, a nivel universitario y nacional. Me quejo porque no paro de encontrarme gente que nunca debieron oir eso de «se cazan mas moscas con miel que con vinagre». Me quejo porque no paro de encontrarme barreras. Me quejo porque (y vuelvo a lo de antes), por mi aspecto físico (tatuajes y demás) como bien me dijo una compañera «tendrás un techo, un máximo donde llegar, como el que tenemos las mujeres». Me quejo por los chanchullismos extremos. Me quejo por la mierda de valoración que se tiene de mi colectivo a nivel social y económico. Me quejo porque a ojos de la universidad soy exactamente igual que el que da solo cuatro clases de mierda cuando mis compañeros y yo estamos hasta los huevos de clases, proyectos, TFGs, acuerdos con empresas, conferencias/congresos, charlas y otras actividades para poder labrarnos y labrar al resto algo mejor de lo que tenemos. Me quejo porque desgasto mi vida privada y personal para llegar a no se donde. Me quejo porque desde que saqué mi plaza no tengo apenas tiempo para investigar de verdad entre clases, burocracia y otras mierdas. Me quejo porque el sistema está mal planteado. Me quejo porque me gusta lo que hago. Y por eso me quejo. Porque me ENCANTA mi trabajo. Me encanta lo que supone. Lo que implica o puede implicar a la sociedad. Me encanta el contacto con los alumnos (incluso cuando alguno claramente te mira con desidia o incluso intenta burlarse de ti.. siempre hay algún gilipollas). Me encanta dirigir TFGs, que me cuenten sus avances, que me pidan opinión. Me encanta trabajar con la gente que está en los proyectos que yo dirijo: gente motivada, con ganas de aprender, proactiva, y que es responsable. Me encantan mis compañeros y compañeras: gente dedicada a esto y que no va a por los galones, incluso mereciendoselos y viendo como el sistema se los arrebata; gente que ha hecho más por la universidad y la ciencia que el 90% del resto de gente que conozco en muchas, muchas instituciones; gente tenaz; gente BUENA en el sentido personal y laboral. Me encanta viajar por trabajo aunque suponga levantarme a las 4 de la mañana para ir a Paris, ir a un meeting desde el aeropuerto y volver al aeropuerto sin ver nada … aunque me reviente. Me encanta (o encantaba, lamentablemente) escribir artículos, describir mis investigaciones. Me encanta estar en tribunales de TFG, TFM, tesis.. y ver a la gente que representa el futuro. Me encanta (paradogicamente, es una relación muy de amor odio) el estrés, que a mi siempre me ha hecho funcionar de una forma que yo creo que es impecable, aunque me provoque otros «efectos secundarios».

Pocas veces he visto o sentido tanto amor-odio.

Ah, y me quejo de la imagen/meme de comienzo, porque no lo entiendo (no se quien coño es ese fulano), pero refleja lo que quiero transmitir.