Peter pan?

Antes de ir al grano del Peter Pan quiero contextualizar.

Vivo en piloto automático la mayoría del tiempo. Salgo de casa, voy al trabajo, me estreso hasta no poder más, y vuelvo a casa. Bien. Lo habitual. Lo hago en modo automático, sin pensar: me levanto y hago lo normal (vestirme, mear, limpiar la mierda de las gatas, asearme, coger la comida (de haberla) e irme a trabajar). Mi rutina ahora es esperar a que la radio Android de 300€ que me regalaron arranque para ponerme la puta cadena Ser.. Algo que podría hacer en mi antigua radio o en una de 50€. Me siento imbécil, por permitir que quien me quiere dilapide el dinero que tenga en regalarme algo que al final no le doy uso (¡y por mi culpa, pues fui yo quien dije que quería esa mierda … claramente no lo pensé bien!).

Llego al trabajo, saludo, voy a mi despacho y me dispongo a trabajar. Trabajo una media de 9-10 horas al día. Suelo llegar cerca de las 10-11 (a veces antes, a veces después), y me suelo ir sobre las 20, con unos 30-45 mins para comer. Soy Profesor Titular de Universidad, lo que significa que tengo que pivotar sobre las 3 patas a las que se supone que debe dedicarse un profesor: docencia, investigación y gestión. No voy a echar mierdas en este hilo sobre lo que eso significa para mi en la práctica, solo resumiré en que solo me genera más estrés.

Me genera estrés porque no puedo manejar la cantidad de trabajo que tengo. Me genera estrés porque salgo del trabajo con la cabeza embotado y solo quiero sentarme en el sofa y tomarme 2,3 o 7 cervezas mientras ceno comida rápida, la cual hacer que cada día esté más osobuco. No es una excusa, es una realidad.

Pero sobre todo, me genera estrés, porque luché y perseguí y conseguí un trabajo al que mucha gente ansiaría llegar, y que me está destrozando en cierto modo. Porque entre dos-tres personas debemos tirar del carro del que deberían tirar el doble. Porque saturo mi capacidad física y mental.

Y eso me lleva a pensar que mi vida no avanza, que está en cierto modo estancada. Cojo trenes y me embobo mirando el paisaje, las inmensas llanuras deshabitadas y pienso: ¿por qué no podré estar ahí en medio del puto campo?. Voy a una estación y me paro a tomar un café viendo una infinitésima parte del mundo pasar y me agobio ante la inmensidad de personas que somos. Pienso en ellos: que harán, a que se dedican, como será su vida, pensarán tanto, sufrirán más, son felices, o son meros peones.

Vivimos en una sociedad increíblemente marcada: no podemos ser lo que nos gustaría ser (aunque lo supiéramos), por miedo al rechazo social. Chapó por los valientes, yo nunca lo seré tanto como para ser capaz de desnudar completamente mi alma.

Y entonces, a veces, sobre todas estas reflexiones surgidas en diferentes momentos y bajo diferentes estados: ¿no te estarás engañando?.

Quieres eternamente ser la persona que ya no eres. Quieres salir y divertirte como con 20 años. Quieres emborracharte y que las chicas te miren igual, aunque sea para sentirte deseado. Quieres una casa cerca de Madrid centro por si vas de fiesta. Quieres madurez, pero no sus responsabilidades asociadas. Quieres un niño, pero no te ves cuidando de el cuando ya que difícilmente eres capaz de cuidar de ti.

Quieres seguir en la infancia pero sabiendo lo que sabes, donde los problemas eran tuyos, y se limitaban a tus inseguridades y tus mierdas, y nunca afectaban a los demás. Donde tus padres no mueren. Donde tus hermanos se pelearán contigo pero estarán ahí. Donde tu perro no se irá nunca. Quieres esa infancia donde los problemas de mayores son, eso, de mayores. Quieres esa sensación de ser libre. Quieres no agobiarte por el dinero. Por tu pareja. Por tu futuro. Quieres pensar que con 33 años eres joven, y que con 40 lo serás igual. Pero te engañas, pues serás joven físicamente, pero no de mentalidad. Debes pensar, adaptarte y cambiar.

Peter pan, síndrome de.

O, simplemente, la puta vida, que cojones.