¿Recuerdas?

¿Recuerdas?

Esos tiempos pasados donde la niñez era lo primero que queríamos dejar atrás. Esos tiempos que ahora, casi literalmente, matarías por volver a ellos.

Viéndolo con perspectiva siento decírtelo, pero eras un completo idiota. Tú, yo, y todos. Solo un puto idiota (o un niño, que a estos efectos es equivalente) podría desear ser mayor.

¿Mayor? ¿Para qué?

Un niño, e incluso un adolescente, no se da cuenta de lo que implica ser mayor. Asi que si por un casualidad eres una de esas personitas, déjame explicarte porque no debes desear ser mayor.

Piensas que cuando seas mayor podrás hacer cosas que ahora mismo los mayores hacen y te parecen guays, cool, interesantes, o la puñetera palabra que uséis los de vuestra edad ahora. Pero no te equivoques. Eso, es una mierda con sus consecuencias. Déjame, yo que fui como tú y ahora soy como lo que deseas ser, ilustrarte.

Libertad: Bueno, cuando ves a los adultos piensas que ellos tienen la libertad que tú no tienes. Piensas que estás completamente atado. Que debes hacer lo que te diga papa, mama, el tío, la tía o incluso la cuponera de la esquina. Y es cierto. Cuando tienes una edad debes supeditarte a lo que ciertos mayores te dicen… pero ser adulto no te hace libre.

Cuando seas mayor, salvo que seas uno de los pocos privilegiados que o bien porque has madurado y has tenido una idea brillante y hayas conseguido tirar para adelante como una persona muy adulta (con mucha suerte y brillantez) hace, o que seas un hijo de papa con completa disponibilidad de otros adultos hacia ti, serás un esclavo de la realidad.

Esto quiere decir que te darás cuenta de que la libertad está supeditada a tener un empleo, a tener una estabilidad económica, a poder vivir por ti mismo.

Trabajo: Relacionado con lo anterior. Eres niño y piensas: Que guay sería ir a trabajar. Llevar todos los días mi traje y corbata o mi vestido e ir a trabajar. Lo siento, no tienes ni puta idea. No sabes lo que es aguantar a gente que no soportar por múltiples motivos: desde que opinan muy diferente a ti, desde que directamente no te caen bien, que te hacen la vida imposible, que pretenden pisarte, que les jode tu progreso, que simplemente les caes mal por lo guapo (o feo) que eres, que.. en fin, mil razones.

Amor: Cuando seas un adolescente, si tienes un poco de suerte y triunfas en el sexo contrario podrás hartarte a follar, a que te follen, a estar con un@ u otr@, a incluso si eres lo suficientemente agraciad@ a realizar tus mayores fantasías sexuales.. pero eso, se acabará. Te enamorarás. Una, dos, tres.. o trescientas veces. Cada una más intensamente que la anterior. Cada una que pase será la/el definitiv@. Sentirás morir cuando ya no esté y renacer cuando llegue el nuevo amor. Hasta que sí, llegue alguien con quien sencillamente sentarás la cabeza. Sea o no sea lo definitivo. Sobre todo, porque la realidad es que nunca ha existido lo definitivo. Estaba en la sociedad y en tu cabeza.

Alcohol: Querrás probar ese elixir que los mayores paladean y que en más de una ocasión les has visto que les hace perder la cabeza. Y lo probarás. Y perderás la cabeza como ellos la perdían pero multiplicado por 10.000. Porque no tienes medida, porque no sabes las implicaciones, porque la experiencia te hará ver que beber demasiado hace que pierdas todo lo que eres.

Y así, y no continuo porque hay demasiadas cosas, pero con esto te harás una idea, podrás continuar.

Hasta hacerte adulto.

Hasta que entonces mires atrás y pienses: ¿Recuerdas?

Y entonces, estarás donde estoy yo.

Pero será tarde.

Sorry.